1. LOGRAR UN SUPERÁVIT CALÓRICO

Lo principal, generar un superávit calórico. Es decir, ingerir más calorías de las que las que gastadas al final del día. Esto, dará la suficiente energía a nuestros músculos para que crecer.

Suele ser un típico error aprovechar esta etapa para comer sin límites y decir que así nos aseguramos el superávit al final del día. El echo de comer más no te hará aumentar más masa muscular, al contrario, aumentarás más grasa. Es por ello, que en el apartado de “Cómo planificar mi dieta de volumen” te explico cómo planificar y elaborar una dieta que se adecue a ti.

Este es un punto importante ya que cada persona necesitará su propia dieta. Así que si alguna vez has pensado en copiar algo así como “la dieta de Arnold Schwarzenegger”, lamento decirte que es lo peor que podrías hacer. Cada individuo tiene su propio peso, edad, altura y estilo de vida (más o menos activo), por lo que la dieta variará conforme a eso.

2. INGESTA MÍNIMA DE PROTEÍNA

Las proteínas juegan un papel fundamental en el proceso de creación de masa muscular. Son las encargadas en fortalecer e impulsar el crecimiento de los músculos gracias a su función anabólica. Es por ello que tendremos que tenerlas muy en cuenta en nuestra dieta.

3. ENTRENAMIENTO

El entrenamiento será la base de todo. No importa lo bien que hayamos cumplido con los demás puntos que si no entrenamos como dios manda, no lograremos resultados. No te preocupes, este punto lo profundizaremos en la sección de “Rutina para ganar masa muscular”.

4. PROGRESIÓN DE CARGAS EN EL ENTRENAMIENTO:

El entrenamiento puede ser la base, pero no podemos entrenar como pollos sin cabeza. Al igual que la dieta, el entrenamiento requiere de una planificación previa si lo que queremos es maximizar los resultados. Para lograr una progresión de cargas, tendremos que saber sí o sí: qué ejercicios hacemos, cuántas repeticiones por ejercicio, cuántos kilos levantamos…